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Mandar el trabajo a la $%&%##: ¿por qué se debe hacer?


mandar el trabajo a la mierda

Los afanes propios de la vida y el estrés generado por tener que cumplir con la apretada agenda de labores de cada trabajo, son apenas algunas de las circunstancias que nos alejan de la tranquilidad, la paz, la felicidad y hasta una simple sonrisa. 

Es precisamente en medio de esas agobiantes circunstancias, cuando un sinnúmero de personas se han aventurado a experimentar lo que implica mandar el trabajo a la $%&%##, aunque sea por unos minutos.

Dejar el trabajo a un lado traduce: pensar en sí mismo. Valorar lo que soy y lo que represento. Es, incluso, respetar la empresa en la que trabajo, porque cuando se piensa en uno mismo, y se descansa, se puede trabajar con mayor entusiasmo y dedicación.  

Para ello, se debe hacer un ejercicio que consta de unos pasos elementales, según algunos profesionales de la medicina:

1. Hacer un pare en el camino. De lo que se trata es de entrar en un momento de reposo, dejando a un lado las labores, para dedicar un espacio a lo personal. Lo íntimo. Lo introspectivo.

2. Detener la marcha facilita, casi que inmediatamente, poder respirar profundo. Permite disfrutar las cualidades y el valor que tiene el aire en sí mismo, aspectos que generalmente no se detallan en el diario vivir.

3. Al terminar de inhalar y expulsar aire, durante el lapso que se crea conveniente, vale la pena entrar aunque sea en un pequeño proceso de reflexión, en el que se debe pensar si se están haciendo bien las cosas. Si vale la pena seguir afanado. Si es necesario seguir cargando con la cruz que pesa sobre los hombros.

4. Sin importar cuál sea la respuesta, es probable que tus ánimos, que antes estaban excitados o caldeados, ahora se encuentren reposados. Es en ese instante cuando se está disponible para intentar volver a reír. Es cuando se toman las fuerzas para volver a empezar.

Siempre es importante tomar un tiempo y un espacio para pensar sí mismo. Es bien sabido que si una persona se enferma, producto de su agitada vida, seguramente estará obligado a dejar el trabajo y, la empresa a la que pertenecía, buscará a otra persona en su reemplazo para seguir avanzando.

Las instituciones pueden no morir, permanecer muchos años, pero los seres humanos por más que se esfuercen algún día dejarán de respirar. El ayer ya se escribió y el mañana no se sabe si llegará. El día que se debe vivir es hoy. Así que por unos minutos, manda el trabajo a la $%&%##.

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